Las vacunas Covid-19 (no-si) son vacunas
Anti vacunas: Desconfianza en las vacunas Covid-19
La idea esta presente en el imaginario colectivo sostenido por decenas de millones de personas en el mundo, agrupados en los distintos colectivos denominados “anti-vacunas”.
Como suele suceder con las falacias universalizadas, se sustenta en un hecho verdadero convenientemente tergiversado: las vacunas anti-Covid 19 no impiden el contagio del Sars Cov-2 de la misma cepa, al menos no lo impiden complemente, ni siquiera con la pauta completa y reforzada.
Es una diferencia sustancial con otras vacunas que sí son eficaces en un altísimo grado para impedir la infección vírica, como por ejemplo la vacuna Salk, que contiene los tres formatos inocuos del poliovirus tipo 1, tipo 2 y tipo 3 de la poliomielitis y que ha permitido erradicar la enfermedad en casi todo el planeta.
Si se restringe el término “vacuna” a los fármacos que impidan radicalmente el contagio entonces las actuales vacunas no lo son.
Pero esta eficacia relativa es la realidad de gran parte de las vacunas existentes para diferentes virus, ya sea porque disminuyen sensiblemente la posibilidad de infección o bien porque entrenan al sistema inmunológico para combatir mejor al patógeno.
En efecto, como sabemos, las vacunas no tienen como objetivo combatir directamente al patógeno sino preparar al sistema inmunológico para combatirlo de modo más eficaz. Por esta razón es pertinente denominarlas vacunas y no antivirales.
La aseveración de que las actuales vacunas Covid-19 no son vacunas, necesita desconocer que los sujetos vacunados tienen muchísimas menos posibilidades de enfermar gravemente y por tanto son extraordinariamente eficaces y necesarias.
Este desconocimiento, que se suele denominar “negacionismo”, permite generar una pandemia de fantasías conspirativas que tienen siempre el mismo denominador común: una mala intención oculta atribuida al otro.
Se trate de la teoría de un “arma de destrucción masiva creada por China para destruir Occidente” o bien de un “malvado intento secreto de modificar el ADN humano”. Y la variante menos extrema: una pulsión autoritaria del Estado para robar la libertad de sus ciudadanos.
Por lo que hemos podido observar hasta ahora, las diferencias entre las diversas fantasías conspirativas no son muy grandes en lo esencial, lo cual podría indicarnos que las fantasías existentes son eficaces: mueven a millones de personas a la desconfianza en las vacunas Covid-19
No necesitamos mucho para concluir que conocemos una patología que siempre incluye esa mala intención del otro: la Psicosis paranoica.
En efecto, cualquiera sea la modalidad de la Paranoia, siempre encontraremos en ella la certeza de esa mala intención que tendría algún otro. La certeza, la impresión de verdad absoluta que tiene en el paranoico no es dialectizable. No admite razonamientos diferentes porque el sujeto está “viendo” la mala intención en el otro.
Pero entonces ¿lo que esta pandemia del Covid 19 pondría al descubierto es la existencia soterrada de tantos millones de personas aquejadas de Psicosis paranoica? Probablemente no.
Todos conocemos una versión disminuida del aserto paranoico: la desconfianza sistemática, que como mínimo siempre duda sobre las verdaderas intenciones del otro.
La diferencia significativa entre desconfianza sistemática y la certeza paranoica es que la primera puede ser, aunque muy trabajosamente, relativizada por quien la padece.
Coincidimos aquí con los estudiosos de las Ciencias Sociales y con algunos escritores que describen como un mal de nuestra época la desconfianza anidada en la gente hacia los políticos e incluso hacia el Estado. Esta desconfianza se ha nutrido no solamente de las inconsistencias de los políticos que gobiernan sino fundamentalmente de la caída de los ideales de progreso, protección y honestidad de la que sobran ejemplos.
Sería por tanto perfectamente posible que las teorías más extravagantes creadas por paranoicos verdaderos fueran asumidas como posibles verdades por personas necesitadas de colocar en alguna parte la desconfianza social y política que sienten.
Equipo INSM
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