La técnica del perfil criminológico (profiling)
¿De qué se trata cuando oímos hablar de “profiling” o de Criminal profiling o Perfil criminológico?
El profiling es una técnica que se emplea en la investigación criminológica cuyo objetivo principal es colaborar en la investigación de determinados delitos, aportando información de utilidad para la resolución de un crimen de delincuente desconocido.
Hay dos niveles de perfilación criminal: el inductivo, derivado del análisis que se realiza de los patrones conductuales en agresores conocidos para definir y crear tipologías; y la perfilación criminal deductiva, que se basa en los indicios físicos y psicológicos encontrados en la escena del crimen.
El profiling se encamina a sugerir qué características podría tener una persona que con más probabilidad fuese la autora de un delito. Esta perfilación permite orientar la investigación hacia determinados sospechosos o centrarla en unos esfuerzos determinados.
El Perfil Criminológico -Criminal profiling- resulta eficaz sobre todo en casos donde el autor desconocido muestra indicios de psicopatología. Aunque también es adecuado para delitos como el asesinato en serie, la violación, el abuso sexual de niños, la piromanía, los asesinatos y conductas rituales, robos e banco y especialmente en la toma de rehenes.
Para proteger la vida de los rehenes, la policía necesita aprender cuanto sea posible sobre el secuestrador. El contacto verbal (aunque muchas veces sea limitado) con el delincuente y, a ser posible, con su familia y amigos, resulta de gran ayuda. Permite predecir la línea de acción más probable del secuestrador y sus reacciones ante varios estímulos. También se ha usado con autores de cartas anónimas y con personas que realizan amenazas violentas por escrito o verbalmente.Los orígenes de la técnica del perfil criminológico datan del siglo XIX.Tomemos como ejemplo la primera perfilación criminal conocida de la historia. El coronel Wyne E. Baxter en su investigación sobre las muertes de Whitechapel, pidió al médico forense Thomas Bond que esbozara una impresión personal sobre quién podría estar detrás de estos crímenes. Esta fue la perfilación de quien resultaría ser Jack el Destripador:
“El asesino en su apariencia externa es muy probable que sea de aspecto inofensivo. Un hombre de mediana edad, bien arreglado y de aire respetable. Puede tener el hábito de llevar capa o abrigo, porque, si no, la sangre de sus manos y ropas hubiera llamado la atención a los viandantes.”
A partir de aquí, muchos casos han ocupado las portadas de la prensa, como El loco de las bombas, El estrangulador de Boston, El doctor Muerte o el Carnicero de Rostov.
A finales de los años 70, los agentes del FBI Robert K.Ressler, John Douglas y Roy Hazelwood, se dedican a analizar el comportamiento de asesinos y violadores en serie, mediante un estudio con entrevistas, tratando de averiguar las claves de sus modus operandi, sus motivaciones y las circunstancias de sus vidas que podrían haber facilitado sus violentas carreras criminales. Así se creó la Unidad de Ciencias del Comportamiento y con ella, el empleo de lo que hoy conocemos como la técnica del perfil criminológico.
En la actualidad, se han agregado otros recursos a los ya tradicionales del examen del lugar del crimen, los antecedentes similares conocidos y las entrevistas a testigos: Internet y las numerosas cámaras de video en la vía pública. En efecto, las Redes Sociales ofrecen la posibilidad de encontrar perfiles, catalogarlos y analizar imágenes y textos que no existían pocas décadas atrás. Estas nuevas posibilidades han hecho que los especialistas en profiling trabajen en estrecha colaboración con otros profesionales, como por ejemplo informáticos, especialistas en sonido, perfilación facial y en ocaciones hasta con meteorólogos capaces de determinar las condiciones atmosféricas de la superficie donde se ha cometido el delito.
Equipo INSM