Alcoholismo ¿Qué desea adormecer de usted mismo?
Psiquiatría y Psicología del Alcoholismo
El consumo de alcohol representa uno de los principales factores de riesgo a nivel mundial para numerosas enfermedades, causando discapacidad y muerte. Las intoxicaciones por consumo de alcohol constituyen uno de los principales problemas en salud pública. Las situaciones de violencia, abuso, intentos de suicidio, lesiones por tránsito ocurren cuando las personas están bajo los efectos del alcohol, aunque estas personas no sean alcohólicas.
Por tanto, disminuir el consumo de alcohol representa un desafío que requiere el diseño e implementación de estrategias de prevención basadas en evidencias. Las políticas sobre el alcohol se desarrollan con el objetivo de reducir el uso perjudicial del alcohol y la carga de enfermedad atribuible al alcohol (OMS, 2014). De los informes y actualizaciones permanentes que realiza la OMS sobre el tema, destacamos el Informe de 2018
En este informe se presentan una serie de medidas desarrolladas por los gobiernos, específicamente, para abordar los daños individuales y sociales asociados al consumo de alcohol y promover la salud pública y el bienestar social (Anderson, Chisholm, & Fuhr, 2009; Babor, 2010). Dentro del abanico de políticas públicas, el cribado y la Intervención Breve han demostrado eficacia y efectividad. Constituyen medidas efectivas para la promoción de la salud y la prevención de una variedad de enfermedades o consecuencias negativas, como son las lesiones o traumatismos, constituyéndose como unas de las medidas más promisorias dirigidas al nivel individual.
Las intervenciones breves son sesiones estructuradas, cortas, no demandadas, que realiza un profesional o agente de salud, y que tienen por objetivo identificar un problema de alcohol real o potencial (consumo de riesgo, perjudicial o un trastorno por uso) y motivar a la persona para que alcance un consumo de bajo riesgo (abstinencia o reducción) o acepte asistencia especializada psiquiátrica o psicológica. Es una intervención muchas veces relacionada con la intervención motivacional, que incluye frecuentemente una evaluación global, un asesoramiento breve y un monitoreo.
Debido a que son relativamente fáciles de realizar y de bajo costo, son ideales para implementar en una variedad de contextos (servicios de emergencia, atención primaria de la salud, centros educativos y judiciales). Han demostrado ser tan eficaces como los tratamientos más amplios. Existen evidencias que demuestran que el curso del consumo perjudicial de alcohol puede alterarse mediante estrategias de intervención bien diseñadas, posibles dentro de contextos con un contacto relativamente breve y que, si es el caso, previo a la intervención de la Psiquiatría y Psicología del Alcoholismo.
Hasta aquí, una corta reseña de nuestra publicación “Intervenciones breves para el consumo problemático de alcohol” de Mariana Cremonte, Universidad Nacional de Mar del Plata.
Más allá de la Intervención Breve
Pero llegados a este punto, y aceptando plenamente la eficacia y oportunidad sanitaria de las Intervenciones Breves, la experiencia clínica enseña que la reincidencia en el consumo excesivo de alcohol sobrepasa en mucho las reincidencias de otras adicciones, como por ejemplo el consumo de drogas.
Reincidencia más allá de la facilidad de acceso social al alcohol.
Aportamos una causa general de la reincidencia, que se puede encontrar fácilmente en cada caso, siempre que se esté disponible para escuchar la respuesta de cada uno de los reincidentes a la siguiente pregunta: ¿Qué desea adormecer de usted mismo?
En efecto, desde la antigüedad de la Roma clásica a los Botellones callejeros de los jóvenes postmodernos, el consumo de alcohol aparece asociado a adormecer las inhibiciones y restricciones sociales. Es lo que solemos denominar desinhibición conseguida con alcohol. Cotidianamente llegan a nuestras consultas de Psiquiatría y Psicología jóvenes que dicen que para poder relacionarse y mantener encuentros íntimos, para “divertirse”, para poder gritar y cantar por las noches en las calles de sus ciudades sentidas como hostiles, necesitan consumir alcohol.
En adultos en cambio, suele ser el afecto de angustia lo que se intenta adormecer con alcohol, lo que permite no encarar, ni elaborar, las causas de la angustia sentida. El supermercado no requiere receta, a diferencia del psicofármaco.
En otros casos, verdaderamente graves, el alcohol consumido en exceso disimula ante el propio sujeto ideas delirantes y “normaliza” alucinaciones oídas confundiéndolas con el ambiente.
Concluimos por tanto, que conviene indicar, siempre que se pueda, una atención individual sucesiva a la Intervención Breve ante el consumo excesivo de alcohol, para intentar que el paciente no necesite adormecer lo que le afecta de sí mismo.
Equipo INSM