¿Cómo saber si tengo ansiedad?
Partimos de un hecho estadístico sorprendente: todos los días, sin descanso ni festivos, cientos de personas residentes en España realizan esta pregunta en el buscador de Google: ¿Tengo ansiedad?
Es sorprendente porque la ansiedad es una sensación, casi un estado de ánimo, una percepción interna rápidamente accesible a la conciencia. No se tarda mucho más en percibir la propia ansiedad que en percibir, por ejemplo, cualquier dolor.
Inquietud, impulso a acciones apresuradas, sensación de urgencia que dificulta la elaboración de una situación específica, precipitación, estrés, temor.
La ansiedad es aún más patente cuando vine acompañada de síntomas en el cuerpo, como por ejemplo respiración agitada o temblores, taquicardia, ahogo o bien se tiñe de miedos e impulsa a la huida.
La experiencia clínica corrobora la extraordinaria frecuencia de esta pregunta en las consultas que realizan los pacientes a psiquiatras y psicólogos. Esto hace sospechar que la pregunta se dirige a algo distinto de lo que dice.
En efecto, cuando preguntamos a nuestros pacientes si se sienten nerviosos, si tienen crisis nerviosas o si sus allegados le dicen que parecen nerviosos, los mismos pacientes que nos pidieron un diagnostico de ansiedad dicen que sí, que “nervioso sí, desde luego”.
No hay muchas búsquedas en Google con la pregunta “Cómo saber si tengo nerviosismo”
Por lo tanto, debemos buscar de otra manera y en otra parte el éxito y la extraordinaria popularidad en España de la categoría diagnóstica de Ansiedad establecida en el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) y que tanta gente quiere saber si padece.
Para algunas personas, el atractivo de encajar en un diagnóstico psicológico o médico de Ansiedad, radica en que le permite esperar una solución sin necesidad de conocer la causa ni realizar ningún trabajo de elaboración para solucionarla. Si padece ansiedad, entonces supuestamente podremos darle unas consignas a seguir y/o recetarles alguna pastilla.
Para otras personas en cambio, encajar lo que sienten en una clasificación psiquiátrica establecida les permite justificar ante sí mismos o ante sus allegados la consulta al especialista en salud mental, pedir asesoramiento y ayuda.
Pareciera que en España no se justificaría acudir al especialista por sufrir de “nerviosismo”, ya que no constituiría un problema psíquico debidamente clasificado o tratable, aunque sea el termino habitual de uso para designar la Ansiedad.
El nerviosismo entonces, o la Ansiedad (Anxiety en inglés) pasa a ser un problema cuando se produce de manera cíclica o muy frecuente, abandonando toda proporcionalidad con la circunstancia que están viviendo o con el objeto que la despierta.
Si una persona se pone con frecuencia “nerviosa” ante el contacto con los otros, o cuando se siente encerrada sin realmente estarlo, o siempre que espera un resultado de algo -por nimio que sea- se pone nerviosa, o se estresa cada vez que algo no le sale inmediatamente como espera, o teme ser impulsada al desastre cuando es otra persona la que conduce, o no soporta ver o tener cerca algún animal doméstico -perros o hasta pájaros- , la Ansiedad toma el nombre de Fobia: Se “pone muy nerviosa cuando se acerca un perro”. A este tipo de nerviosismo el DSM 5 lo denomina ansiedad fóbica.
La ansiedad es como un afecto blanco: se tiñe fácilmente del color de otros sentimientos o sensaciones indicadoras de alerta, pero con la particularidad de que exagera la alarma más allá de lo que a la propia persona que la sufre le parece necesario.
Como en inglés no es de uso frecuente el término “angustia” (Anguish), el DSM 5 ha optado por incluir la “angustia” dentro de “ansiedad”. Distinción que sí facilita el idioma español o el francés: Angoisse es diferente de Anxiété.
La diferencia entre Ansiedad y Angustia es importante
La Angustia es un sentimiento que no miente, señala siempre un peligro que es sentido como real por la persona que la sufre. La Ansiedad en cambio, puede parecerle una alerta irreal o exagerada a la propia persona que la siente, aunque la continúe sintiendo hasta lograr desentrañar, entender y resolver el conflicto que la provoca.
Cuando la Angustia se mantiene más tiempo del soportable, se suele preferir alguna forma de desaparecer, aunque más no sea con un breve desmayo o con un acto completamente inadecuado. La Ansiedad en cambio puede mantenerse en una persona durante mucho tiempo, en algunos casos toda la vida.
Equipo INSM